viernes, 11 de agosto de 2017

Vampire Destroy



Inexperto



Emiliano estaba encerrado en su cuarto, miraba las cuatro paredes de blanco.

El blanco me pone de mal humor.

Uno, dos, dos, dos, tres ¡no! Otra vez. Uno, dos, dos, tres, tres, tres ¡no! Uno, dos, uno, dos, tres, ¡no!


Las paredes blancas, son las paredes blancas, me agobian… Ya sé, no tengo que mirar las paredes.


Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, hice el conteo. Ahora debo golpear 4 veces el piso y decir las palabras.


¡Ahora el espíritu salvador vendrá hacia mí! Solo tengo que esperar un instante. (Después de 10 minutos) Siento una presencia dando vueltas, seguro que el espíritu salvador, ya está acá. Por las dudas vuelvo a repetir las palabras: ¡TEARON, ISMO, MOT, TUA!


El espíritu salvador ya debe estar acá. Me tiemblan las manos, las piernas. Pero estoy tranquilo, estoy tranquilo.


Pero esa noche ningún espíritu salvador fue hacia Emiliano, sino que se apareció frente a sus ojos una forma abominable, indescriptible.


Desde aquel momento nadie volvió a ver a Emiliano, ni sus vecinos, ni sus familiares, si sus amigos.


Eso sí, los familiares encontraron, en la habitación de la casa de Emiliano que estaba vacía y con velas consumidas alrededor, una grabadora con un cassette puesto. En el cassette estaban grabadas las palabras de Emiliano. Que son las que conforman este breve relato.


Al final de la cinta se oían terribles gritos de espanto.


Antes de que me olvide les voy a contar un detalle: El extraño libro que Emiliano estaba leyendo, en ningún momento decía que tenía que repetir las palabras: ¡TEARON, ISMO, MOT, TUA!

Emiliano quería salvar al mundo de la oscuridad…


¡TEARON, ISMO, MOT, TUA!


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