lunes, 1 de septiembre de 2014

Liliana Varela






Sentirse solo

No quería oír más voces. Estaba harto de escuchar palabras  penetrando sus 

oídos contra su voluntad. Cansado de ser una  hormiga más en un 

superpoblado  hormiguero que crecía en forma exponencial.

Cada rincón estaba ocupado por seres, por voces que disparadas al  espacio 

lo asfixiaban y ensordecían. ¿Hasta cuándo resistiría no tener un  entorno 

propio, libre de otros, lleno de él?

Se alejó de ellos cuánto pudo pero era imposible encontrar lugar alguno  que 

no estuviese contaminado por presencias, por gestos, por otros.

¡El silencio! si tan sólo pudiese disfrutarlo un instante.

¿Cuánto silencio haría falta para sentirse solo?

Debía intentarlo, debía alejarse aunque le costase la vida misma.

Un paso más, sólo uno y luego el silencio por siempre. ¡Al fin!

El pólipo de coral  murió al crecer alejado de la colonia Coralina.



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